El libro que escribió Ale Schön y que fue publicado por GAD Ediciones, «Destinados para ser libres» sigue provocando lectores que se animan a cambiar sus vidas y a tomar mejores decisiones.
Recientemente el programa de TV «Libros con voz» hizo un concurso para regalar ejemplares de este libro y el ganador llamado Isa Lolo aseguró que “Ya el nombre lo dice todo”. Es que este libro está tan bien pensado y diseñado que el propósito se refleja desde el comienzo: por su título.
Una de las características de Ale Schön, es que logra que el lector descubra el relato bíblico de diversas formas creativas. Isa Lolo dijo al autor del libro: “¡Qué buena manera encontraste para abrir la mente de la juventud y de no tan jóvenes también! Cuando lees este libro, reflexionas en muchas cosas las cuales hoy nos tienen encerrados entre cristales que no logramos ver. Hoy abrir la mente de un joven y tratar de explicarle que hay algo diferente y muy bueno detrás de esos cristales es muy difícil. Pero aquí está más que claro que, sí, se puede. Si todos los jóvenes pudieran leer tu libro, te aseguro que no se estarían perdiendo tantos jóvenes”.
Unas de las frases que más le gustaron a este ávido lector fue: “Dios te diseñó a fin de florecer para que así puedas ser parte de su proyecto de redención de una forma que nunca has imaginado”. Sin duda se sintió desafiado a volver al modelo del Creador y cumplir ese propósito de vida que todos los seres humanos buscan.
“Por muchos años pensé que las cosas eran de una manera, de una forma única y particular. por mucho tiempo miré a Dios, la iglesia, la cultura, el pastor, la familia, la sociedad, los hermanos, el mundo entero, la Biblia, las personas, la oración, etc., detrás de unos cristales. Unas veces podía observar las cosas casi perfectamente, pero otras no, como si el cristal estuviera sucio o dañado. Yo no me daba cuenta de eso. Pasó el tiempo. Alguien, a través de grandes amigos y personas de buena influencia, me ayudó a darme cuenta que estaba encerrado dentro de cuatro paredes de cristal, como dentro de una pecera”, confesó Ale Schön.
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