Ni los judíos ni los griegos estaban dispuestos a aceptar por revelación las cosas de Dios. Esta fue la controversia que suscitó el evangelio, y que Pablo en su testimonio debió́ reivindicar constantemente en cualquier lugar al que iba. El apóstol anunciaba lo que en 1 Corintios 1:18 se llama «la palabra de la cruz». Y en el versículo 23 declaró: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado».
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