Charles Stanley aborda la temática de la hombría y la visión del hombre ideal que muchas mujeres buscan y que algunos hombres añoran, en su libro «Un hombre de Dios» publicado por Editorial Portavoz, donde propone que “un hombre de Dios es un hombre que madura, que se esfuerza, y que tiene buenos conocimientos”.
Una característica de alta exigencia femenina es un prototipo de hombre que no existe, “¿Qué es un hombre ‘completo’ o ‘verdadero’? – preguntó Stanley –Es alguien que entiende y acepta la responsabilidad del desarrollo de su capacidad mental, emocional y espiritual, y lo demuestra por su actitud y acciones maduras en su vida personal, su vida en el hogar, su vida vocacional, su vida social y su vida espiritual. Ahora vuelve a leer la descripción de nuevo pensando en ti y sopesa el énfasis en las palabras entiende, acepta la responsabilidad, desarrolla y demuestra”, para quitar dramatismo y alentar a los hombres a ser simplemente “un hombre de Dios”.
El autor extiende un manto de piedad en la discusión acerca de cómo debería ser la hombría y lo coloca en el lugar de la realidad de todos los días, la misma realidad que afrontan ellos como ellas, con diversos procesos emocionales, espirituales, biológicos e históricos. “El primer hombre de Dios no era ni santo ni no santo, sino inocente. La santidad de Adán no había sido probada, y solo él y Eva han vivido en esa condición. Todas las demás personas a partir de entonces han nacido con una naturaleza con tendencia a pecar. Tenemos que vivir con esta naturaleza carnal diariamente, pero nuestro Salvador ha provisto la victoria sobre ella. La inocencia que el hombre perdió en el huerto del Edén, que le hizo no ser completo, se nos ofrece en el Hijo perfecto de Dios, Jesucristo”, señaló.
Algunos desafíos son puestos en palabras a lo largo del libro que alienta a descubrir a ese hombre que Dios quiere que sea el hombre. Preguntas como “¿Qué tipo de hogar tendrías si buscaras a Dios como la fuente de toda provisión?”, “¿Qué significa incompatibilidad en el matrimonio?”, “¿Cuál es tu responsabilidad?”, y otras son constantes para ayudar a pensar y ver como Dios mira a las personas.
“La mejor descripción de la responsabilidad de un hombre hacia su compañera
es una palabra de seis letras: ‘cuidar’. Pregúntale a cualquier mujer qué es lo que más quiere de su esposo, y probablemente te dirá: ‘Tan solo quiero que me cuide’”, aseguró Stanley.
Este libro, «Un hombre de Dios», muestra al hombre real que ellos deben aspirar ser y que ellas deberán buscar, sin imaginarios distorsionados por el pecado. Un desafío para ambos.
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