El Paso, Tx., 11 de febrero 2020 — El libro de John MacArthur publicado por Editorial Mundo Hispano, llamado “A solas con Dios” abre el cofre de significados y desafíos que trae la oración. Es un libro refrescante que motivará a los lectores a reenfocar su tiempo de oración y a hacerlo con una amplitud espiritual que cada día se acrecentará más.
El autor presenta la oración de Jesús, el Padre Nuestro, de una manera nueva y fresca. Dedica un capítulo entero a cada frase de la oración modelo, demostrando la clase de comunión que Jesús tenía con su Padre.
El ministerio terrenal de Jesús fue sorprendentemente breve, de apenas tres años. Sin embargo en esos tres años pasó gran cantidad de tiempo en oración. Jesús enfoca toda la oración en el Padre, su gloria y su grandeza, y brindó un modelo que cada cristiano puede comenzar a seguir inmediatamente.
La esencia de la oración es simplemente hablar con Dios, como lo haría con un amigo. Sin pretensiones ni ligerezas. Sin embargo, muchos creyentes tienen problemas con esta actitud hacia la oración. Cuando una persona nace en la familia de Dios, entra en una atmósfera espiritual en la que la presencia y la gracia de Dios ejercen presión o influencia sobre su vida. La oración es la respuesta normal a esa presión. Como creyentes, todos comienzan el camino de la comunión con Dios a través de la oración. Sólo así se puede sobrevivir a la oscuridad del mundo.
A solas con Dios, es un libro que cambiará la cosmovisión de la relación personal con Dios. Los Evangelios informan que Jesús tenía por costumbre levantarse temprano en la mañana, antes del amanecer, para tener comunión con su Padre. En la noche, con frecuencia iba al monte de los Olivos o algún otro lugar tranquilo para orar, generalmente a solas. La oración fue el aire espiritual que Jesús respiró cada día de su vida. Él practicó una comunión interminable entre él y el Padre. Él instó a sus discípulos a hacer lo mismo, y les dijo: “Velad, pues, en todo tiempo, orando que tengáis fuerzas para escapar de todas estas cosas que han de suceder” (Luc. 21:36).
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