Desde los inicios de la iglesia los cristianos adoptaron la costumbre de reunirse el primer día de la semana para celebrar la resurrección de Jesús. Un encuentro sencillo y gozoso cuya actividad principal era compartir el pan y el vino como recordatorio del triunfo del Señor sobre la Cruz. Además de las conocidas historias de la tumba vacía y del encuentro de Jesús con María Magdalena, “ese mismo día” Jesús se unió a los dos discípulos que iban camino de Emaús (Lucas 4:13) y se presentó entre los discípulos que estaban reunidos en Jerusalén a puertas cerradas “por miedo a los judíos” (Juan 20:19). Así pues, se le dio el nombre de “el día del Señor” porque era el día de su victoria y, por lo tanto, día de victoria para todos aquellos que creían en él. [Leer más…]